Nueva redefinición de la ubicación social de los PARTIDOS POLÍTICOS en el escenario global
Históricamente, los partidos políticos se agrupaban en tres grandes corrientes ideológicas: derecha, izquierda y centro. Esta clasificación se basaba principalmente en sus posturas frente a la economía, el rol del Estado y las libertades individuales. Sin embargo, en el contexto actual, la revolución tecnológica y el avance de la inteligencia artificial han generado una transformación en la forma de entender y organizar el poder político. La inteligencia artificial no solo facilita la identificación precisa de las personas, sino también el análisis detallado de sus acciones, habilidades y roles dentro de la sociedad. Este nuevo panorama ha llevado a una redefinición de los grupos políticos, en la que las divisiones tradicionales parecen desdibujarse.
Una propuesta que resalta en este nuevo enfoque es la del presidente Milei, quien sugiere una clasificación innovadora basada en el enfoque hacia el poder y la gestión estatal. Según esta propuesta, los partidos políticos se dividen ahora en PARTIDOS ESTATISTAS y PARTIDOS CIUDADANOS.
Los PARTIDOS ESTATISTAS se caracterizan por gestionar su participación en el gobierno con el fin de controlar los recursos del Estado. Su objetivo principal es utilizar los presupuestos públicos para su propio beneficio, destinándolos a intereses particulares y colocando a sus allegados en posiciones de poder. En esencia, estos partidos buscan expandir el aparato estatal como una herramienta de control y distribución de recursos, promoviendo una burocracia extensa que asegura su permanencia en el poder.
Por otro lado, los PARTIDOS CIUDADANOS representan a aquellos que sostienen el aparato estatal a través de su trabajo y esfuerzo individual. Están compuestos por personas que generan sus propios ingresos, generalmente mediante actividades privadas, y que, como contribuyentes, son quienes financian al Estado mediante el pago de impuestos. Estos partidos buscan limitar la intervención del Estado en la vida económica y social, promoviendo un entorno donde el ciudadano sea el protagonista de su propio destino, libre de la dependencia del aparato estatal. Para los PARTIDOS ESTATISTAS, los impuestos que pagan estos ciudadanos representan el botín que persiguen para mantener su estructura de poder y perpetuar su influencia.
Esta nueva dicotomía refleja una tensión central en las democracias modernas: el choque entre el crecimiento del Estado como ente controlador de recursos y el deseo del ciudadano de mantener su independencia económica y su libertad frente a la intervención estatal.
El futuro no espera. El futuro se construye
Santos Jaimes Serkovic